Tercia



Conforme a una tradición muy antigua de la Iglesia, los cristianos acostumbraron a orar por devoción privada en determinados momentos del día, incluso en medio del trabajo a imitación de la Iglesia apostólica (Princ. LH, 74). De esta manera se ha constituido lo que se conoce como la Hora Intermedia. Intermedia en tanto se ubica entre Laudes y Vísperas y tanto se recita una de las tres Horas de Tercia, Sexta o Nona (sin excluir se recen estas tres Horas Menores).


La mañana nos encuentra siempre injertados en nuestros trabajos y, la mayoría de las veces, con la prisa ante el tiempo y las obligaciones propias. Pero hacia la media mañana, el campanario interior del hombre vuelve a sonar: es la Hora de Tercia. Es invitación y misión para aquellos que pueden acudir en nombre de todos los hermanos a esta Hora del Oficio que anuncia el paso de la media mañana y canta a Dios por el envío del Paráclito el día de Pentecostés (Cf. Hechos 1-13). 

Transcurrida la media mañana, mientras el Sol se acerca a su cenit, la labor se detiene y se eleva la oración a Aquel que ha dado la fuerza y la constancia en el trabajo. Es acción de gracias por el Dios que se hizo hombre y que conoció el trabajo, el esfuerzo y el cansancio. Es acción de Gracias por el alto en el camino y es a su vez recuerdo del camino al Calvario que el Señor inició en esta hora. 


Tercia es encuentro para proseguir de inmediato el camino; mas un proseguir alentado por la Gracia del Señor que trabaja con nosotros.



Himnos de Tercia.


Algunos himnos propios del Oficio de Tercia.


HIMNO: EL TRABAJO, SEÑOR, DE CADA DÍA

El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado

Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.

En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.


HIMNO: VEN ESPÍRITU SANTO, LUZ Y GOZO
Ven, Espíritu Santo, luz y gozo,
Amor, que en tus incendios nos abrasas:
renueva el alma de este pueblo tuyo
que por mis labios canta tu alabanza.

En sus fatigas diarias, sé descanso;
en su lucha tenaz, vigor y gracia:
haz germinar la caridad del Padre,
que engendra flores y que quema zarzas.

Ven, Amor, que iluminas el camino,
compañero divino de las almas:
ven con tu viento a sacudir al mundo
y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.
HIMNO: AL SEÑOR CONFESAMOS, ¡ALELUYA!
Al Señor confesamos, ¡aleluya!
En la hora de tercia a la mañana
se llenaron los suyos de esperanza,
y lejos de la noche y de la duda
salieron con la llama y la palabra.

Al Señor adoramos, ¡aleluya!
Han marcado sus pies nuestros caminos,
marcó su nombre el nombre de los siglos,
y en la tierra su voz cual voz ninguna
convoca seguidores y testigos.

Al Señor esperamos, ¡aleluya!
Y ahora celebramos al Viviente,
a Jesús victorioso de la muerte;
acéptanos, oh Cristo, cual liturgia
de gloria que ganaste y a ti vuelve. Amén.


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